El lobo y el río

El pastorcillo fue a buscar dos ovejas extraviadas en un bosque a unas dos leguas de la casa. No fue solo, lo acompañaba su leal lobo. Sí, sí ... no has entendido mal. He dicho un lobo.

El pastorcillo lo había encontrado de cachorro, abandonado en una sierra, flaco como un palo, enfermo y apestado. Lo había amaestrado como si fuera un perro y le había dado mucho cariño. Ya habían pasado dos años de aquello. Desde entonces el lobo lo acompañaba a todos lados, lo consideraba el líder de la manada y le obedecía en todo. Bueno ... en casi todo, pues con sólo mirar al lobo, el pastorcillo se percataba de que si lo dejaba solo con las ovejas, éste terminaría comiendose alguna, lo que es propio de su instinto. El pastorcillo entendía que es asi como se comportan los animales. Así también actúan los lobos, si no está presente el líder, hacen lo que el instinto les indique.

Después de caminar un buen rato y ayudado por la destreza y el olfato del lobo, encontraron las dos ovejas extraviadas.

Apenas habían emprendido el camino de regreso, se largó a llover torrencialmente. Por suerte encontraron refugio en la entrada de una cueva, la cual era conocida desde antes por el pastorcillo, pues la había visitado con su padre, su hermana y sus prima, y la habían bautizado como la Cueva del Helicóptero.

Estuvieron allí unas tres horas hasta que la tormenta despuntó. Habían salido muy temprano y ya tenían un poco de hambre. El pastorcillo había notado como el lobo miraba esporádicamente a las ovejas de reojo como si éstas fueran en exquisito manjar. El pastorcillo reflexionó que ahora más que nunca no podía dejar al lobo solo con las ovejas, pues éste se las comería sin dudarlo un solo momento.

Emprendieron entonces el regreso a las casas.

----Nos tomará un par de horas llegar, pensó el pastorcillo.---

También se le cruzó por la mente la incertidumbre de como estarían los arroyos con tanta lluvia.

Después de caminar un rato, se encontraron con el arroyuelo. El mismo que habían cruzado caminando sin dificultades en el camino al bosque. Ya no era más aquel arroyuelo de aguas claras y apacibles, sino que ahora era un río caudaloso. No era ya posible cruzarlo a pie y menos con dos ovejas que no tienen ni idea de como nadar.

Yo creo también, y esta es mi teoría, que si las ovejas se mojan, absorben mucha agua como esponjas y se van como piedras directo al fondo.

Allí estaba el pastorcillo pensando lo que hacer. Pensaba muy claro pues el hambre te agudiza el coco. Pero también el lobo tenía un poco de hambre y el pastorcillo pensó que los lobos hambrientos, no es que piensen más claro como la gente, sino que simplemente se comen todo aquello que se les ponga por delante.

La cuestión más importante es en ese momento era: Cómo cruzar el río?

Por suerte en el río había un pequeño bote, una chalana, como para transportar una persona y un animal, no más. Pero cruzar el río con los animales no estaba solucionada por el solo hecho de tener una chalana. El pastorcillo sabía que no podía dejar al lobo solo con una o dos ovejas porque casi seguro que se engulliría alguna.

... y allí está ahora el pastorcillo sentado en una piedra a la vera del río con su lobo y sus ovejas, pensando en como cruzar el río. Todavía no sabe como hacerlo.

¿Puedes ayudar al pastorcillo? Piensa una solución y mándasela por whatsapp al "Pastorcillo del río".

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