Peligrosas diversidades
# Alan Turing y Glenn Greenwald, cada uno a su manera, se han opuesto al fascismo en diversas épocas de la historia reciente. He aquí una mirada que los emparenta a varios niveles, también apelando a la sátira.
Si Hitler hubiera conocido de qué condición era quien contribuyó en forma fundamental a la derrota del nazismo, en vez de pegarse el tiro, con el que se suicidó, en la garganta, se lo habría dado en otro lado.
Pasadas decenas de años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se está dando reconocimiento a quien dirigió el trabajo de desciframiento del código de comunicación secreto del ejército alemán-nazi. Ese hombre fue Alan Turing.
Sabido es que construyó una enorme computadora para realizar los cálculos que lograron revelar el código Enigma alemán. Una computadora que provocaba un intenso calor debido a que funcionaba gracias a la utilización de gran cantidad de lamparillas (similares a las que tenían las primitivas radios, cuando no existía el transistor). En el trabajo con esa computadora, que se mantenía oculta, participaban numerosas mujeres, quienes para hacerlo y soportar el intenso calor provocado por las lamparillas, lo hacían vistiendo biquinis. Hecho que no se muestra en la película Enigma.
Terminada la Guerra, no hubo reconocimiento a los que descifraron el código alemán.
Se conoce que Alan Turing fue condenado por un juez a tomar hormonas, al revelarse su condición homosexual. Durante muchos años su figura permaneció soterrada. Solo en los últimos tiempos se comenzó a considerar su enorme aporte para lograr la derrota nazi. Recibe un reconocimiento definitivo cuando su figura es estampada en los billetes de 50 libras en Inglaterra.
Saber que Turing, además de gustar de los hombres, era judío, a Hitler lo habría vuelto más loco de lo que era.
La figura del genio inglés me lleva a considerar la de otro hombre que gusta de hombres y que en estos días lleva a cabo una tarea heroica.
Me refiero a Glenn Greenwald. Este jurista, periodista, escritor e investigador, ya era conocido por sus aportes a la presentación de Edward Snowden, el funcionario norteamericano que dio a conocer los documentos probatorios de las acciones de espionaje sobre los ciudadanos, a nivel mundial, de la NSA (la Agencia de Seguridad de EE.UU.) y de agencias de espionaje de otros países.
Greenwald no vaciló en dar a conocer la denuncia de Snowden en una serie de artículos en The Times que le valieron el Premio Pulitzer. Sus trabajos de investigación llevaron a Pierre Omidyar, el fundador de eBay, a que aportase a Greenwald, a Laura Poitras y a Jeremy Scahill, 250 millones de dólares para crear una organización de noticias que comenzó a publicar la página web de periodismo The Intercept. Esta publicación, mantenida con valentía por sus gestores, ha cobrado relevancia mundial en los últimos meses por haber sido el medio que reveló la trama del juez Sérgio Moro y la de otros jueces y abogados brasileños por la que se llevó a la cárcel al ex presidente Inácio Lula Da Silva a través de falsas acusaciones, las que lo implicaron en el escándalo de corrupción conocido como Lava Jato.
La revelación de los chats que dan a conocer la trama por The Intercept despertó la furia del gobierno de Jair Bolsonaro, quien intentó deportar de Brasil a Greenwald. El hombre insignia de la justicia en Brasil, Sérgio Moro, debido a las revelaciones de The Intercept, quedó manchado.
Con valentía, Glenn Greenwald ha respondido -ante la amenaza de ser expulsado de Brasil- que no dejará su residencia en “no país mais grande do mundo”, ya que en él convive con quien está casado, el diputado federal David Miranda.
Esta pareja ha adoptado a dos niños, y además se dedica a recoger perros abandonados de las calles a los que rehabilitan.
Greenwald tampoco se ha detenido en señalar el perfil de Bolsonaro, desde que era un diputado federal, como defensor de los regímenes dictatoriales del Plan Cóndor, por su ideología homófoba, su misoginia y por considerarlo un fascista.
La firmeza de Greenwald, su valentía en seguir denunciando al régimen fascista brasileño, y a dos de sus principales figuras -presidente y notorio juez-, le ha valido también recibir serias amenazas de muerte, lo que lo obliga a vivir encerrado en su casa y con custodia armada durante todos sus desplazamientos.
La firmeza de Greenwald frente al presidente de Brasil, me ha traído a la memoria una acción protagonizada por el fallecido actor José Wilker, quien en la escena final de una película dispara al aire unos tiros y exclama: “Eu sou brasileiro y macho”, como diciendo de aquí no me muevo. También con coraje Greenwald está asumiendo una actitud semejante. Un detalle de Glenn Greenwald, que se emparenta con Alan Turing es que, como aquel, también es judío.
Hombres que gustan de hombres, si judíos, son más peligrosos. Para cierta gente.
Nelson Mezquida